lunes, 13 de octubre de 2014

¿Qué tan milagrosas son esas dietas?

La dieta de la de la alcachofa, la de la sopa, la de la avena, entre tantas otras, tienen algo en común: aseguran una pérdida de peso rápida y con poco esfuerzo, pero pueden ser mucho más peligrosas de lo que parecen.

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El verano está de vuelta y empiezan las búsquedas por recetas mágicas para bajar de peso. Con una simple búsqueda puedes hacerte de una de las llamadas "dietas milagrosas", pero cuidado, pueden ser más peligrosas de lo que parecen.
La dieta de la alcachofa, la de la sopa, la de la avena, entre tantas otras, tienen algo en común: aseguran una pérdida de peso rápida y con poco esfuerzo, y por esta razón se conocen como "dietas milagro".
El mecanismo de estas dietas es simple de explicar: al ser regímenes restrictivos, con poca variedad de nutrientes y escaso aporte de energía, se logra la reducción de peso. Lo que sucede es que el cuerpo necesita energía para su correcto funcionamiento, y al no conseguirla a través de la alimentación, utiliza las "reservas de emergencia". A pesar de lo que se piensa, las reservas de emergencia no son esos rollitos imposibles de eliminar, sino músculos. Lo que se pierde son básicamente líquidos y masa muscular.
Puedes identificar si la tuya es una de esas "dietas milagrosas" porque las personas que las siguen presentan los siguientes síntomas. Al principio uno puede sentir cansancio, ansiedad, depresión, debilidad, y ganas desesperadas comer cierto tipo de alimentos. Poco a poco, aparecen signos que son producto de la deficiencia de vitaminas y minerales, como piel seca, uñas débiles y cabello quebradizo. Mientras el periodo de la dieta se prolongue, la persona podría sufrir de anemia, trastornos hormonales, problemas con los riñones y alteraciones estomacales. Pero, lo más frustrante para aquellos que buscan bajar de peso rápidamente, es que luego de abandonar este tipo de dietas, está comprobado que la persona recupera su peso inicial y, en algunos casos, con algo extra.
Esto se debe a una respuesta fisiológica que se genera en el organismo al ingerir una cantidad de energía inferior a la que el cuerpo necesita. Lo que ocurre es que durante estas dietas el metabolismo se vuelve más lento para adaptarse a este cambio y por eso el cuerpo gasta menos energía y almacena más reservas. Pero, cuando uno abandona la "dieta milagro", el metabolismo aún se mantiene "lento", por lo que todo lo que se ingiere, se asimila con mayor facilidad y se reserva en forma de grasa.
Así que ya sabes, si lo que quieres es lograr un peso con el que te sientas más cómoda, lo recomendable siempre va a ser buscar un plan de alimentación que funcione para ti. Que se adecúe a tus necesidades calóricas y que tome en cuenta los alimentos de tu preferencia. Aunque parezca más trabajoso, probablemente un plan nutricional a tu medida termine siendo el plan más fácil de seguir.

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