lunes, 27 de octubre de 2014

¿Qué hago si soy intolerante a la lactosa?

Qué es la lactosa y por qué a algunos les cae tan mal.

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No estamos solos. Aunque algunas de los efectos sean un poco vergonzosos, la intolerancia a la lactosa es una condición bastante común, aproximadamente el 75% de la población mundial la padece. Y en el Perú, alrededor de 8 millones de ciudadanos tienen dificultad para digerir la lactosa, según un estudio realizado por la Consultora Arellano Marketing en Agosto del 2012.
La leche siempre ha sido parte de nuestra vida. Desde pequeños hemos sido acostumbrados a tomar leche para un correcto desarrollo y crecimiento, y como adultos, constantemente nos recomiendan tomarla para tener una óptima salud ósea y evitar la osteoporosis. Sin embargo, muchas personas abandonan los lácteos por los malestares digestivos que aparecen luego de consumirlos, es decir, porque son intolerantes a la lactosa.
La lactosa es el azúcar presente en la leche de los mamíferos. Para que este nutriente pueda ser absorbido por nuestro organismo, necesitamos una enzima (molécula que ayuda a digerirlo) que se produce en el intestino delgado, llamada lactasa. La intolerancia a la lactosa ocurre cuando los niveles de lactasa son bajos o cuando esta no realiza correctamente su función.
Las causas son varias. La dificultad para digerir la leche puede ser una condición temporal, causada por infecciones en el intestino delgado o también puede ser una condición crónica (la cual ocurre en la mayoría de los casos), cuyas causas son genéticas. La cirugía intestinal o enfermedades digestivas como el esprúe celiaco también pueden desencadenar la intolerancia a la lactosa.
Los síntomas aparecen poco tiempo después de consumir lácteos y varían según la cantidad ingerida y la respuesta del organismo a los mismos. Los malestares más comunes son: dolor abdominal, distención y gases, náuseas, vómitos y diarrea. No hace falta explicar por qué muchas personas optan por dejar de consumir lácteos.
Sin embargo, la leche aporta nutrientes necesarios como calcio, vitamina D, riboflavina y proteínas, por lo que dejar de consumirla podría afectar la salud. Pero afortunadamente hay distintas alternativas para los intolerantes a la lactosa. Existen otras fuentes alimenticias que aportan calcio como el salmón, la anchoveta, las sardinas, las hortalizas de hojas verdes y las nueces. Asimismo, la vitamina D se puede obtener consumiendo mantequilla, cereales fortificados y pescado. La exposición al sol también contribuye con la producción de vitamina D en el cuerpo.
Otra alternativa son las pastillas de lactasa que aportan la enzima en la cantidad necesaria para digerir la lactosa, y con las cuales es posible consumir lácteos. Por último, en la actualidad encontramos en el mercado varias opciones de productos sin lactosa, e incluso muchos de ellos son reducidos en grasa.


Es importante resaltar que si bien existen "leches" vegetales, como la de soya, la de almendra, la de arroz, entre otras, estas no aportan los mismos beneficios que la leche de vaca. Lo cierto es que el término "leche" se refiere al alimento producido por los mamíferos para nutrir a sus hijos, y por lo tanto el producto de estos vegetales, que comúnmente se conoce como leche, debería ser llamado "extracto", pues además, sus propiedades nutritivas son distintas a las de la leche de vaca.

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